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Como si fuese (Pra não dizer que não falei das flores)
Como si fuese (Pra não dizer que não falei das flores)
Leí alguna vez que la física es la ciencia del "
como si". Estudia los fenómenos "
como si fuesen". La ley del péndulo nos habla de un móvil suspendido de un hilo que actúa
como si no tuviese peso, oscilando
como si no hubiese rozamiento. Consideramos un cuerpo que se mueve
como si no hubiese aire,
como si no fuese presa de la gravedad, y decidimos que su movimiento es rectilíneo uniforme. Nos explicaron los cristales
como si estuviesen formados por bolitas estratégicamente dispuestas en el espacio, y los átomos
como si fuesen nuevas bolitas girando en un complejo sistema solar; los electrones se distribuían en orbitales que se llenaban
como si fuesen órbitas, moviéndose en ellas
como si se tratase de planetas hasta lograr el perfecto equilibrio con el núcleo que actuaba
como si fuese el Sol en el Sistema Solar.
Es, si usted -señora, señor- quiere, una aproximación al mundo no exenta de ciertas dosis de cinismo. El físico sabe perfectamente que el hilo del péndulo pesa y que hay rozamiento en el fiel, como sabe que los átomos no son pequeños sistemas solares ni los cristales están compuestos de bolitas moleculares. Es difícil, si no imposible, que en alguna parte se den las condiciones que establece el
como si del movimiento rectilíneo uniforme. Y, sin embargo, la ficción (cínica si usted -señora, señor- quiere) del
como si ha resultado y resulta una útil y eficiente aproximación para la comprensión del mundo y, finalmente, para su transformación.
Todo esto me venía a la cabeza ayer, mientras leía la entrevista a Biruté Galdikas publicada en El País Semanal (Sol Almeida, "Biruté Galdikas. La reina de la selva". Nº 1335, domingo 28-04-2002, pp. 14-24). Decían entrevistadora (en negrilla) y entrevistada, hablando del paralelismo de las vidas de Galdikas, Goodall y Fossey y del asesinato de esta última:
"Sabía que iba a ser asesinada; que ese era su destino... Su asesinato embelleció su imagen, la de la loca mujer de las montañas; todavía oigo a algún antropólogo diciendo, a modo de triunfo o con piedad: yo lo sabía, ella provocó que esto sucediera. Yo sé lo sola que se encontraba Diane, que muy poca gente podía entender su dilema. Comienzas estudiando a unos miembros de otras especies para entender su intimidad y su vida privada, y luego comprendes que esos seres están en peligro de extinción. ¿Qué haces? Si sigues tu conciencia, tienes que defenderlos, pero el esfuerzo puede acabar consumiéndote. Desde luego, sé que Diane fue asesinada por la causa que defendía. Ella sabía que morir era su destino. La última vez que salió de África, al despedirse, me dijo que nunca saldría viva de allí.
Habla como si se tratara de un destino. ¿También es el suyo?
Sí, era su destino. Y sí, creo que eso es lo que nos une; la certeza de compartir un destino.
¿Como si fueran una especie de sacerdotisas de un culto religioso? Las únicas personas que intentan cuidar de algo importante, sagrado...
Creo que somos espirituales; Jane es muy espiritual,
como si le guiara una luz interior. A veces pienso qué sueños privados y qué motivos arrastraron a Jane hasta los chimpancés, a Diane hasta los gorilas y a mí hasta los orangutanes, y he llegado a concluir que cada una de nosotras forma parte de un plan (...)"
(Evidentemente, las cursivas de los
como si son mías.)
Estos párrafos me llamaron la atención, y me pregunté una vez más qué es lo que mueve a las personas que tenemos por íntegras, valientes, osadas, heroicas, a dedicar su vida al desarrollo de un programa determinado, de un ideal. Y, sin llegar a tanto, qué es lo que mueve a las personas que, al contrario que Galdikas o que Goodall, no creen en la existencia de un destino ni se consideran particularmente espirituales, y que sin embargo se dedican en medidas tal vez más moderadas a intentar transformar el mundo sin recibir a cambio nada material o fácilmente mensurable.
Creo que el
como si puede llevarnos a una respuesta válida. A medida que vamos comprendiendo y construyendo el mundo, jugamos a hacer
como si nos lo creyéramos. Es, tal vez, una postura cínica, pero no sólo es una postura cínica: funciona. Jugamos a hacer
como si nos lo creyéramos aunque sepamos que el mundo no es así, pero sabemos también que la imagen que hemos conseguido es la más cercana a la realidad. Es una salida (tal vez la única salida) para el pesimismo gnoseológico al que nos puede llevar el exceso de exigencia, lanzándonos a la indefinición totalitaria del relativismo: dado que nada es seguro, no hay ninguna respuesta válida, o su contrario: cualquier respuesta es válida. Y del pesimismo gnoseológico al pesimismo ético, igualmente totalitario: como no hay referencia eterna y universal, ningún comportamiento es digno, o su contrario: cualquier comportamiento es igualmente digno.
Pues no.
Como si hubiese un destino, nos vamos a vivir con gorilas o chimpancés, estudiamos moscas en un laboratorio de genética, pasamos noches de observación astronómica (naturalmente), intentamos hacer avanzar el escepticismo o el pensamiento crítico, persistimos en el intento de que se salve algo de dignidad en la arqueología de Galicia, o ejercemos de maestros con
Geraldo Vandré, rodeados de soldados armados o no,
nas escolas, nas ruas, campos, construções
aprendendo e ensinando uma nova lição
Por eso estamos, y por eso seguimos. Porque queremos actuar
como si hubiese dignidad,
como si la libertad existiese y fuese importante,
como si palabras como solidaridad, o igualdad, o fraternidad tuviesen sentido. Y haciéndolo, les otorgamos el sentido que algunos les niegan.
Os amores na mente, as flores no chão
a certeza na frente, a história na mão
El amor en la mente. Y el amor, todos lo sabemos, es eterno mientras dura. De eso se trata. Mientras uno está enamorado, siente
como si el amor fuese eterno, y en esos momentos lo es. Y lo seguira siendo mientras amemos
como si lo fuese.
Permítame pues -señora, señor- jugar al
como si. Porque es primavera, porque hay dignidad, porque la libertad, la fraternidad, la solidaridad tienen sentido, porque quiero seguir eternamente enamorado del mundo y porque quiero seguir eternamente enamorado -señora, señor- de usted, del ser humano que usted tan bien encarna.
Permítame pues -señora, señor- mandar al carajo en su nombre y en el mío a todos los que nos incordian y se empeñan en hacernos la vida y el mundo más triste y más sórdido. Y volver con Geraldo Vandré, y pedirle a usted -señora, señor- que juegue con él y conmigo a cantar
como si Dombate fuese a ser restaurado,
como si en la arqueología de Galicia quedase aún algo más que un cutre nepotismo,
como si hubiese un solo Jean Marie Le Pen en una sola Francia,
como si todavía hubiese esperanza:
Vem, vamos embora, que esperar não é saber
quem sabe faz a hora, não espera acontecer
2002-04-29 14:22 | 4 Comentarios
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Comentarios
1
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De: El Pez |
Fecha: 2002-05-04 11:51 |
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No sé... es como si te hubiera dado un arrechucho entre la ida y la huida de la primavera.
Gracias por el buen rato de lectura (sin condicionales, sin cinismos)
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2
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De: Tenebris |
Fecha: 2002-05-18 18:32 |
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Sencillamente Pater, debo descubrirme en dos sentidos: el de quitarme el sombrero ante el texto y el de verme representado en su contenido.
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3
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De: Rigel |
Fecha: 2002-07-05 19:12 |
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Más razón que un Santo, Pater. Esa ficción del "como si" es, a la vez, nuestra esperanza y nuestro lastre. Magnífico el texto. Gracias
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4
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De: Marga |
Fecha: 2002-09-17 13:53 |
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Yo aporto un nuevo punto de vista...se puede tratar a un individuo "como si" no fuese una persona, un ser humano. Eso ya lo sabían ¿Verdad? Pero seguro que no lo han leído todavía en el tercer comentario al escrito de Yamato "Una duda íntima".
http://yamato.blogalia.com/
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